Este domingo, el Presidente Daniel Ortega llegará al final de una casi invisible campaña electoral, sin siquiera haber participado en un solo acto proselitista ni invertido tanto en propaganda, como en otras ocasiones, tras la exclusión de la principal fuerza opositora de la justa política.
Eso si, en las vallas publicitarias aparece siempre con su esposa Rosario Murillo al lado. Y aunque ella mantiene niveles de aprobación de un 70%, es un elemento despreciado por la oposición, que ve en su candidatura como vicepresidenta un nuevo intento de Ortega, de perpetuar el poder en un país con una larga y desagradable historia de dinastías familiares.
De lo que en realidad se juega nuestro vecino del norte, de la legitimidad de esas elecciones y de los llamados internos a boicotearlas conversamos con el ex embajador de Costa Rica en Nicaragua Javier Sancho en Hablando Claro.
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