La tecnología no es neutral. En absoluto. Y por ello su acceso, uso y abusos nos ponen delante de nuevos desafíos en Derechos Humanos.
Por tanto, sin dejar de lado las deudas del pasado tanto como los incumplimientos del presente en materia de derechos humanos básicos, tanto los tribunales nacionales de justicia constitucional como las cortes internacionales, deben abocarse a la tarea de proteger a las personas para, por un lado, dotar a todos del derecho a internet como pieza básica para el acceso a otros derechos (de modo que no profundicemos brechas y establezcamos apartheids tecnológicos) y al mismo tiempo protegerlas en cuantas usuarias- de la capacidad dañina (destructiva) de las herramientas comunicativas de hoy que, por lo demás, evolucionan tan vertiginosamente.
Así de grandes son los retos que imponen las nuevas tecnologías en materias como el ejercicio de la libertad de expresión e información, el derecho a la privacidad, los neuro derechos (con un potencial benéfico enorme pero también delicadísimos), el impacto de la inteligencia artificial y el derecho al trabajo, la ciberseguridad y cómo no, el poderío inmenso de las corporaciones dueñas de las plataformas.
Sobre los nuevos criterios y los nueve desafíos que impone la automatización a la defensa y protección de los Derechos Humanos, conversamos con la experta Catalina Botero, ex-relatora para la Libertad de Expresión de la Organización de Estados Americanos.
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