Si hablamos de la descalificación rampante y los insultos en la política, no es que estemos descubriendo el agua tibia. La política siempre ha sido un tinglado de golpes duros y también, sí, de no pocas ocasiones en las que se cruzan las líneas de la discusión de ideas, políticas y proyectos, para personalizar las batallas. Aunque ello no solo no sea lo deseable, sino peor aún, porque incrementa el descrédito hacia la política y el sistema democrático, como lo acaba de dejar en claro el Presidente del gobierno español Pedro Sánchez luego de estar sometido a la guerra campal de las acusaciones de todo tipo contra su esposa.
Las diatribas políticas han caído en el lodazal del descrédito y lo vemos como un fenómeno muy expuesto (hoy que todo corre en tiempo real) en las democracias. Recordemos que sin libertades constitucionales estos intercambios no son posibles.
La novedad más reciente es que los insultos pasan de un jerarca político a otro. Que cruzan el Atlántico. Tal vez el exponente mayor fue Donald Trump, que no se detenía para lanzar dardos arteros contra la entonces Canciller alemana Angela Merkel, o contra el líder francés Emmanuel Macron, o contra quien fuera...
Ahora sigue el libreto Javier Milei de Argentina, que se ha convertido en una especie de rockstar sin contención alguna. Fue a España y no se conformó con hacer el gesto de desdén de no pedir audiencia con el Rey o con el Presidente de gobierno. No, se fue a un mitin político de la derecha europea y aprovechó el escenario y los focos para insultar al Presidente del país que visitaba. Fue un exceso que desembocó en algo inédito: España retiró de manera permanente a su embajadora en Buenos Aires. Con lo que del insulto personal se pasó a lo que hoy algunos analistas empiezan a denominar "desinteligencias diplomáticas".
Sánchez-Milei es un ejemplo. Milei también se intercambió linduras con Andrés Manuel López Obrador. Petro de Colombia no tuvo contención con Milei y viceversa.
Vivimos, pues, una deriva del populismo que se abre paso en la política y en las democracias. Y para profundizar acerca de esta coyuntura conversaremos con el relacionista internacional y director del Observatorio del Desarrollo de la Universidad de Costa Rica, Carlos Murillo Zamora.
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