Dos asuntos ambientales afectan a la zona norte y su impacto es tan significativo que revisten carácter nacional, por lo que hay que ponerles remedio.
Nueve meses atrás (julio) una gran avalancha arrasó entre 40 y 60 hectáreas del Parque Juan Castro Blanco dejando una huella de destrucción en Aguas Zarcas y otros poblados cercanos. Ahora, con el reciente informe de un intenso invierno por parte del Instituto Meteorológico Nacional (IMN) volvemos la mirada a aquellas comunidades, que preocupadas y con la ayuda de Coopelesca, contrataron estudios técnicos para tener información complementaria a los dictámenes realizados por la CNE.
Tras 7 meses de trabajo, el equipo logró identificar entre 10 y 15 hectáreas inestables que podrían deslizarse, lo cual configura una situación de amenaza y peligro para Aguas Zarcas que urge gestionar ese riesgo.
El otro gran desafío irresuelto tiene que ver con la depredación ambiental amplificada en la zona de Crucitas, con daños a la flora, la fauna y el recurso hídrico y, por supuesto, con los flagelos sociales, de violencia e inseguridad que van aparejados con la extracción ilegal de oro. Hoy se identifican más de 50 focos de actividad repartidos en 910 hectáreas, con presencia de centenares de coligalleros. Ha habido muertos, por derrumbes y por enfrentamientos con la policía. Lo que no hay son soluciones estructurales a un problema que ya se volvió permanente.
Para conocer posibles soluciones en esos territorios conversamos con el geólogo y especialista en sedimentación Allan Astorga.
Fotografía: Miriet Ábrego/ Semanario Universidad.
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