Argentina resuelve su más estrepitosa jornada electoral y Javier Milei, ultraderechista y liberal, ganó la segunda ronda y se convierte en presidente electo y abre una nueva etapa de la vida política, económica y social, al emerger una fuerza, que conjunto el descontento y le permitió derrotar a los partidos tradicionales.
En el fondo una nación con una crisis estructural que le da un mandato contundente en las urnas, pero precario en el resto del Estado con solo 37 representantes legislativos y 8 senadores. Todas las cartas abiertas para determinar cómo será su comportamiento como gobernante, la moderación ante sus promesas y el papel que tendrá la oposición.
Culminada la elección hay que analizar los elementos que llevaron a este resultado, cómo se conformará gobierno para el traspaso de mando el 10 de diciembre y el arranque de reformas que exige una ciudadanía polarizada, demandante y vigilante.
Ante esto Milei en su discurso de victoria es claro al señalar que “hoy comienza la reconstrucción de la Argentina”, con un gobierno que cumple a rajatabla con los compromisos tomados y que ayude a limitar el papel empobrecedor del Estado. Reseñó que la dimensión de la crisis del país no admite gradualismos, medias tintas, ni tibiezas.
Llega el tiempo para saber sí su caudal le dará la gasolina suficiente para iniciar el proceso de los recortes del gasto público, de los impuestos, el cierre del Banco Central y la dolarización del país. De igual manera la eliminación de regulaciones; la privatización de industrias estatales; la reducción de los ministerios federales; los cambios propuestos en la educación y salud públicas. Así como temas de alta sensibilidad como prohibir el aborto y liberalizar las regulaciones de tenencia de arma.
Para analizar este momento argentino conversaremos mañana con los politólogos Carolina Ovares y Saul Buzeta.
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