La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) está quebrada, insiste el presidente de la República, Rodrigo Chaves. Otro tanto señala su presidenta Ejecutiva, Marta Esquivel.
“La Caja no está quebrada ni está en una situación compleja a corto plazo”, aseguró su expresidente, Álvaro Ramos Chaves, ante la Comisión Legislativa de Ingreso y Gasto Público, la semana pasada.
Que la Caja esté en crisis no es nuevo. Pero que esté quebrada es otra cosa. Recordemos que desde el 2010 se señaló una crítica situación debido al incremento de la planilla en más de 10 mil personas, con sus respectivos pluses e incentivos. Por otro lado, está el sempiterno tema irresuelto de la deuda del gobierno con la institución y aunque los últimos tres gobiernos (Chinchilla, Solís y Alvarado) han puesto recursos para abonar a ese gigantesco adeudo, la situación no encuentra correctivo final. Añadamos a lo anterior, la situación de los trabajadores independientes no asegurados, así como el inmenso contingente derivado de los ciudadanos del cada vez más grande mercado laboral informal.
Ahora se paraliza la construcción de los hospitales de Cartago y Limón; junto con la suspensión de 45 edificaciones más, el estudio de 58, y sin definir el futuro de otras 230 obras. Todo con el argumento de que de seguir el ritmo establecido en el portafolio de inversiones, la institución se “comería” las reservas que le quedan en tan solo tres años.
Por un lado, controlar los aumentos del gasto en pensiones y salarios, aunado al recorte de las transferencias del gobierno, pone el camino cuesta arriba. Por el otro, se afirma que las reservas del orden de ₡1,6 billones, (6,4 % del PIB) dan aún un margen de tranquilidad.
Sin duda un tema complejo y de incuestionable interés para la ciudadanía, que abordamos este martes con Álvaro Ramos.
“La Caja no está quebrada ni está en una situación compleja a corto plazo”, aseguró su expresidente, Álvaro Ramos Chaves, ante la Comisión Legislativa de Ingreso y Gasto Público, la semana pasada.
Que la Caja esté en crisis no es nuevo. Pero que esté quebrada es otra cosa. Recordemos que desde el 2010 se señaló una crítica situación debido al incremento de la planilla en más de 10 mil personas, con sus respectivos pluses e incentivos. Por otro lado, está el sempiterno tema irresuelto de la deuda del gobierno con la institución y aunque los últimos tres gobiernos (Chinchilla, Solís y Alvarado) han puesto recursos para abonar a ese gigantesco adeudo, la situación no encuentra correctivo final. Añadamos a lo anterior, la situación de los trabajadores independientes no asegurados, así como el inmenso contingente derivado de los ciudadanos del cada vez más grande mercado laboral informal.
Ahora se paraliza la construcción de los hospitales de Cartago y Limón; junto con la suspensión de 45 edificaciones más, el estudio de 58, y sin definir el futuro de otras 230 obras. Todo con el argumento de que de seguir el ritmo establecido en el portafolio de inversiones, la institución se “comería” las reservas que le quedan en tan solo tres años.
Por un lado, controlar los aumentos del gasto en pensiones y salarios, aunado al recorte de las transferencias del gobierno, pone el camino cuesta arriba. Por el otro, se afirma que las reservas del orden de ₡1,6 billones, (6,4 % del PIB) dan aún un margen de tranquilidad.
Sin duda un tema complejo y de incuestionable interés para la ciudadanía, que abordamos este martes con Álvaro Ramos.