Bien sabemos que a los costarricenses nos cuesta mucho cambiar lo establecido. Aunque no estemos cómodos con algo, nuestra primera reacción, (en términos generales, clara está) es resistirnos a la posibilidad de modificar las condiciones en las que nos encontramos.
Esto aplica para casi todo. Pero puntualmente en términos del trabajo, como eje sustancial de nuestra calidad de vida, es particularmente sensible. No todos, por supuesto, tenemos el trabajo soñado. Ya sea por las condiciones inherentes de la tarea que debemos desempeñar, sea por la precariedad que afecta a muchas personas en su empeño por colocarse bien, o peor aún, por el hecho de que el empleo formal escasea cada vez más para cientos de miles de personas, las condiciones de aseguramiento y las mínimas de respaldo de derechos, no alcanzan para todos. Es lamentable. Pero esa es la realidad.
Peor aún, hay personas que tienen que soportar situaciones de irrespeto con tal de tener un empleo y, claro, no se pueden quejar porque trabajos hay pocos y trabajadores dispuestos a lo que toque, muchos.
Nuestro emblemático Código de Trabajo, que tantas garantías y protección nos ha brindado, ya cumple casi 80 años y aunque se ha sometido a modificaciones parciales, lo cierto es que no responde a las cambiantes circunstancias del siglo que vivimos.
La última discusión, para remozarlo, pretende permitir variaciones en las tradicionales jornadas semanales de cinco o seis días, para introducir una adicional de solo cuatro días laborales, pero con una extensión de hasta doce horas de jornada.
La propuesta ha causado revuelo porque a no pocos les produce temor que una reforma a las reglas actuales permita eventualmente vulnerar derechos adquiridos. No obstante, hay muchos otros que ven en esta posible modificación de ley una oportunidad para gestionar mejor sus equilibrios vitales, incluyendo ahorro en tiempos de desplazamiento, mayores opciones para armonizar tiempos familiares o para el disfrute del tiempo de enriquecimiento meramente personal.
¿Cuáles son las ventajas y cuáles las desventajas de introducir una nueva jornada en nuestro esquema de trabajos formales? Con la especialista en derecho laboral Paola Gutiérrez lo conversamos en Hablando Claro.