La vacunación es un proceso dinámico y cambiante. Responde tanto a la disponibilidad de biológicos como a la estrategia de ataque frente al avance de los contagios; sobre todo a partir de Delta. Esta semana las autoridades de la Caja y el Ministerio de Salud acordaron un viraje para acelerar la inmunización completa del grupo etario de 30 a 57. El objetivo es alcanzar a finales de setiembre el esquema completo de inmunización para el 45 % de la población meta del país.
Por eso, como se ha anunciado profusamente, el espacio entre la primera y segunda dosis para ese segmento pasa a partir del lunes próximo, de 12 a 8 semanas, lo que beneficiará particularmente a 200 mil ciudadanos, aunque en la calendarización anunciada se cubrirán 380 mil segundas dosis en las próximas semanas (del 30 de agosto al 5 de setiembre), es decir un avance de un mes. Por ahora, los menores de 30 años, vale repetirlo, quedan con su fecha de segunda dosis tal y como se había preestablecido.
La razón fundamental de este ajuste en la estrategia vacunal responde a la necesidad de paliar un poco los contagios dotando de la mayor protección posible a los ciudadanos, dado que la presión hospitalaria continua con 1,275 internados por Covid de los cuales 433 estaban hasta este jueves al mediodía en cuidados intensivos y de ellos, 142 en intensivos críticos.
A fuerza de cansancio, pareciera ser la conducta humana escapando de medidas de restricción que ya se resisten muchos a cumplir, la que está provocando esta paradoja de más vacunados y más contagios; lo cual a su vez refuerza la creencia acientífica de aquellos que insisten en que “para qué vacunarse, si gente vacunada, también se enferma”, algo que las autoridades han explicado hasta la saciedad, pero que pareciera no calar lo suficiente.
Pero como nuestra obligación es insistir cuanto sea necesario conversamos con los médicos, Mario Mora, director de Servicios de Salud y Mario Urcuyo, de la Gerencia Médica de la Caja Costarricense de Seguro Social.