Por Allan Astorga
Ante la reciente publicación de la Junta Directiva del Colegio de Geólogos de Costa Rica, titulada “Posición del Colegio de Geólogos de Costa Rica –CGCR- ante la Exploración y Producción del Petróleo y Gas Natural en Nuestro País”, y en razón de que el autor no comparte esa posición y, debido a que el tema podría ser del interés de la sociedad, se hace necesario presentar de forma pública los argumentos de ese disentimiento.
En primer lugar, debo señalar que conozco del tema en razón de haberme desempeñado como geólogo de exploración petrolera (en Costa Rica y Nicaragua) para RECOPE, durante más de 10 años. De igual manera, contribuí con la Dirección General de Hidrocarburos en la elaboración del Cartel de Licitación de Bloques Petroleros del país y de una publicación de síntesis sobre el Potencial Petrolero de Costa Rica. Todo esto entre los años 1984 y 1995, cuando comencé a trabajar más en el área de evaluación de impacto ambiental.
Posición gremial: respecto a la publicación del CGCR se hace necesario realizar algunas precisiones:
En Costa Rica no existen reservas de petróleo y gas natural probadas, de manera que no es posible hablar de explotación de esos recursos. En razón de ello, todo lo que se afirme sobre este tema es absolutamente especulativo y, por tanto, no resulta correcto generar la expectativa de que en el subsuelo de nuestro país hay reservas explotables de hidrocarburos.
Desde principios del siglo XX se encontraron evidencias de hidrocarburos en varios lugares de país. No obstante, el hecho de que los análisis de los mismos indiquen que son de buena “calidad” no significa, para nada, que se encuentren en cantidades suficientes para formar reservas explotables.
Cuando se habla de que por medio de las tecnologías actuales los yacimientos que antes eran “invisibles” ahora son “visibles”, sería de gran relevancia que se indique primero que todo: ¿quién ha generado esa información?, ¿cuál es el respaldo científico de la misma?, ¿dónde están los informes técnicos recientes que respaldan eso? y ¿qué entidad oficial los ha revisado y avalado? Mientras eso no se indique, nos mantenemos en el campo de la simple especulación.
Al amparo de la Ley de Hidrocarburos la actividad petrolera sería realizada por empresas petroleras transnacionales, por lo que se tiene que tener claro que el único beneficio directo para el país serían las regalías que representarían hasta el 15 % de lo explotado (en caso de que se explotara algún hidrocarburo), de manera que el país tendría la opción de comprar el resto del “petróleo o gas natural nacional” al precio del mercado internacional. Un negocio que no suena nada bien si contemplamos que los costos de los daños ambientales residuales, igual que en minería, se quedan en el país.
Justificar la actividad petrolera bajo el pretexto de que Costa Rica compra hidrocarburos a los países productores no es suficiente dado que, como se indicó antes, siempre tendría que comprar los hidrocarburos nacionales y, además, por otro lado, el objetivo que se persigue es hacer la economía nacional cada vez menos dependiente de los hidrocarburos (descarbonización de la economía según los Acuerdos de París del 2015).
El país está apostando a una estrategia de ser Carbono Neutral en el 2021 y de sustituir, gradualmente, los hidrocarburos (que se queman principalmente por el parque automotor) por otras fuentes de energía como los biocombustibles, el hidrógeno y la energía eléctrica proveniente de fuentes renovables. Por eso, es mejor citar el VII Plan Nacional de Energía del país, que las palabras del Ministro Edgar Gutiérrez en el marco de justificar la fracasada nueva refinería china de RECOPE.
La actividad petrolera, definitivamente, sí genera impactos ambientales negativos y hasta daños ambientales muy serios a los ecosistemas, el aire, el suelo, el agua, los acuíferos y al subsuelo. Si no que lo digan los ecuatorianos con lo que está pasando con la explotación petrolera que se está dando en sus áreas protegidas. Y justificar que con una EIA aprobada por la SETENA se garantizaría una buena gestión ambiental no es en absoluto suficiente (ver: Página Abierta, 05.07.2016: “Control ambiental y complicidad institucional”). Hasta que el país no haya resuelto el tema de la SETENA y su mejora estructural integral, es mejor no usar ese argumento para defender las actividades productivas y menos la petrolera.
Finalmente, afirmar que en esa materia nuestro país podría seguir el ejemplo de Noruega también es bastante iluso por muchas razones, pero sobretodo porque aquí no tenemos reservas probadas, ni tan grandes (en caso de que existieran) como las de ese país, ni tampoco tenemos ni la institucionalidad técnica y ambiental, ni la normativa, ni el control ambiental para poder hacer lo que ese país ha logrado. En eso es mucho más probable que seguiríamos los ya bastantes negativos ejemplos latinoamericanos, como nos ilustra la pesadilla de don Thelmo Vargas (La Nación, 30.09.2016: ¿Petróleo en subsuelo tico?).
Alternativas: En razón de esos argumentos es que señalamos que para Costa Rica no es para nada conveniente apostar por la actividad petrolera con el objetivo de explotarlo (en caso de que existieran yacimientos), en el marco de una ley obsoleta y entreguista como lo es la Ley de Hidrocarburos.
A pesar de que el país todavía debe afinar mejor su modelo de desarrollo económico para que sea de verdad sustentable ambientalmente y más equitativo socialmente, el modelo de país ecoturístico y de producción diversificada (con más de 4.000 productos de exportación, incluyendo productos tecnológicos) es un camino menos arriesgado y más apto para nuestra nación.
En esa vía, los geólogos tenemos mucho que aportar y de allí que afirmemos que, antes que explotación petrolera, los más importante es avanzar en investigación geológica para dar esa sustentabilidad al desarrollo de nuestro país.
De modo paradójico y ejemplificante, el día domingo 02.10.2016 en el diario La Nación, en la misma página 10.A en que se coloca la citada “posición del CGCR”, en la parte superior, se da la noticia de que “Paraíso frena la construcción de urbanizaciones por falta de agua”, algo que también representa un problema geológico (particularmente en lo referente a aguas subterráneas) y que es mucho más urgente que invertir los limitados recursos del CGCR en promover la eliminación de una Moratoria a la Actividad Petrolera para permitir el ingreso de empresas petroleras al país.
Existen problemas ambientales y geológicos más apremiantes para el país y para lo cual el CGCR debería ser más proactivo, como lo es, por ejemplo, la creación del Servicio Geológico de Costa Rica.