Por: Vilma Ibarra, directora de Hablando Claro.
Don José María Figueres insiste de nuevo que se puede hacer un buen negocio con las vacunas, los turistas y los nacionales que quisieran comprarlas.
Insiste con el argumento de que al venderles vacunas a foráneos y locales, reactivaremos el turismo y lograremos liberar recursos para la CCSS. En otras palabras, el fin justificaría por mucho el negocio de vacunas contra Covid-19.
El asunto es que ese no es el meollo de mi objeción. El asunto es que don José María sabe perfectamente (o debería saber) que hoy por hoy no es posible comprar vacunas para revenderlas y consecuentemente, su posición de fondo es la que yo objeto. Repito, no lo objeto a él, como argumenta el señor Vicente al afirmar que me equivoco. Objeto su tesis de que sea posible hacer un buen negocio vendiendo vacunas que supuestamente adquiriríamos a $15 para colocarlas a $100.
¿Y por qué no se puede? Veamos los hechos y no mis opiniones.
Como dije ayer, las casas farmacéuticas que tienen hoy vacunas avaladas por organismos internacionalmente reconocidos (Pfizer/Biontech, Astra Zeneca, Moderna, Jonhson) no venden vacunas para los mercados privados. Eso es así, repito, por razones bioéticas para que se puedan distribuir la mayor cantidad de vacunas al mundo con la mayor equidad posible, a las personas en mayor condición de riesgo.
Esto es tan categórico que la misma Organización Mundial de la Salud ha establecido la inconveniencia de liberar vacunas para mercados privados en este momento de la pandemia. Otra discusión es que con todo y esas limitaciones impera una profunda inequidad en la distribución global de vacunas. En todo caso, sería previsible creer que habrá un momento futuro en que las vacunas se vendan libremente, pero el planeta no está en ese momento.
Por otro lado, la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología que es la entidad estatal que dicta las políticas públicas en la materia, estableció que no se avalarán para su distribución en el país, vacunas no certificadas.
Esa condición deja por fuera las vacunas rusas, chinas y eventualmente las cubanas u otras. De modo que aun cuando pudiéramos hacer un buen negocio como quisiera don José María con alguno de esos gobiernos, no podríamos comercializar esos biológicos. Por ahí la vía también está cerrada.
Claro que el hoy llamado turismo de vacunación existe en la práctica o al menos en los planes. Don José María nos habla de Emiratos Árabes, Irlanda, Maldivas y Estados Unidos.
En Emiratos Árabes con los recursos multimillonarios que disponen apenas llevan vacunada al 22.4 % de la población. Y Maldivas escasamente apenas llega al 8.4 % de su gente. Es cierto que tienen planes espectaculares diseñados para los turistas. El de EAU alcanza la astronómica cifra de casi 50 mil euros. En Maldivas estructuraron un paradisíaco paquete al que denominan VVV (Viaje, vacúnese y vacacione).
En ambos casos el asunto es que los planes no están aún en ejecución. En Maldivas -asegura la prensa- se pondrá en práctica hasta que concluyan la vacunación de los nacionales. Y en Emiratos me trasmite una querida colega, la información oficial es que la vacuna no se está poniendo a turistas, y de hecho hubo tales críticas a la sola posibilidad de hacerlo, que el gobierno salió a desmentir lo que aseguraron era simplemente un rumor.
En Irlanda, la vacunación completa apenas alcanza al 7,2 % de la población mientras que con primera dosis llevan 17.4 %. Confieso que no encontré ninguna información que confirme que existan vacunas disponibles para turistas, pero si pude verificar que no hay disponibilidad de suministro vía farmacias o clínicas privadas.
En los Estados Unidos la historia es muy distinta. Para finales de julio cuando se estima estén vacunados sus 328 millones de habitantes, ¡a ese país le sobrarán 300 millones de dosis de vacunas!
El dato fue dado a conocer en un estudio muy reciente por expertos de la Universidad de Duke que urgieron a liberar vacunas para equilibrar la distribución mundial, lo que por ahora el Departamento de Estado se niega a hacer. Por supuesto en Estados Unidos hay vacunas para regalar. Para regalar. Porque no se venden en las farmacias. Se aplican gratuitamente. Por eso hay miles de latinoamericanos viajando a vacunarse a diversos estados de la unión americana. Incluyendo próximamente al estado número 49, Alaska, otro de los destinos que cita don José María.
Hecho el recuento, vuelvo a mi punto del día anterior: no se puede hacer (no se debe hacer) política electoral con vacunas. No se puede armar el artilugio de un plan de vacunación ilusorio para reactivar el turismo y poner a disposición de nacionales vacunas expendidas en el mercado privado de las farmacias, porque simplemente en este momento no se puede suplir a esos establecimientos de vacunas contra Covid-19, como sí las tienen disponibles para la influenza, por ejemplo.
Entonces, no hagamos política electoral con humo. Hay muchos otros temas en el menú de opciones de los aspirantes a candidatos y de los desafíos que tiene el país. Pero las vacunas, como la pandemia misma no deben ser manoseados en la campana electoral.