Por Jaime Ordónez
Debo al blog de Diego Delfino Machín el haberme encontrado hace un par de años con esta pequeña y excepcional estrofa del grupo R.E.M. , de una de sus canciones llamada "Blues". A primera vista, creí que era un poema de T.S. Elliot, tan rotunda y definitiva son sus frases, tan redondas y exactas. Poco después descubrí que era más bien ese curioso grupo estadounidense (hoy ya disuelto) que hizo cosas muy variadas y desiguales. Transcribo:
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I am made by my times
I am a creation of now
Shaken with the cracks and crevices
I'm not giving up easy
I will not fold
I don't have much
But what I have is gold
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Su fuerza es tal que no sólo me recordó a Elliott, sino también a Borges, pues tiene una cadencia rotunda y directa, pero también un signo misterioso e intemporal que el argentino también cultivó, tan dado a la poesía inglesa, sajona, y las otras descendencias de las lenguas germánicas, siempre con símbolos que tienen resonancias de épocas más lejanas y oscuras (o luminosas, según el caso). También podía ser una estrofa de W.B.Yeats, el gran poeta irlandés, por la fuerza de las reminiscencias ocultas que lleva. Voy a caer en la tentación de destrozarla y hacer una traducción libre, sabiendo que los italianos dicen mucha verdad con aquello de "traduttore, traditore", /traductor, traidor. Nunca mejor aplicada será esa frase. Pero allí va, ante el posible escarnio público:
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Estoy hecho por mi tiempo
Soy la creación del ahora
Sacudido, con grietas y fisuras;
Pero no me daré fácilmente por vencido
No abandonaré ni cejaré.
En realidad, no tengo mucho
Pero lo poco que poseo es oro
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Así funciona la vida. La belleza puede estar en cualquier lado, agazapada. El propio Borges lo decía, en uno de sus ensayos ya celebres sobre Macedonio Fernández, afirmando que en su juventud creía que la belleza podía estar únicamente en los clásicos y en los grandes autores, y después la vida le enseñó que podía encontrarse en cualquier lado, en una canción callejera de la radio, en la frase de un autor menor, en una gaceta periodística o en una pinta de la calle. Cito de memoria a Borges, desde luego, que es otra forma de traicionarlo. Pero, en fin, estamos hablando de lo mismo. De la extraordinaria fuerza de lo pequeño, de las sorpresas cotidianas que encierra el mundo. De cómo el grupo de rock acústico estadounidense es capaz de codearse con Yeats o Elliot, y producir una estrofa perfecta, o como una simple pinta de la calle puede contener el más hermoso poema de amor o la frase más aguda para interpretar la sociedad.