La decisión del Presidente de la Corte Suprema de Justicia de abandonar el cargo y acogerse de inmediato a la jubilación sorprendió a propios y extraños a media mañana de este lunes.
Sólo al caer la tarde se entendería la abrupta determinación: los Magistrados revisaron su votación de amonestación escrita contra los integrantes de la Sala Tercera y decidieron rectificar el curso de acción con una suspensión de dos meses sin goce de salario para los cuatro magistrados penales. Sanción de la que Chinchilla pretende haberse librado por haberse acogido a la pensión horas antes. Y no sólo eso. Extraoficialmente trascendió que interpuso un juicio Contencioso Administrativo contra la resolución de Corte Plena alegando caducidad del procedimiento disciplinario.
¿Cómo entender este nuevo capítulo de la aguda crisis que atraviesa el Poder Judicial como una oportunidad para recuperar la dignidad y la credibilidad venida a menos?