En nuestro sistema, como en otros modelos de gobierno, el Ministro de la Presidencia no tiene una competencia específica; tiene todas las competencias.
Como negociador de primer orden del Ejecutivo, tiene todo el poder político y es, sin duda, el delegado del Presidente para abordar la muy compleja hilación de acuerdos requeridos para que funcione un sinnúmero de asuntos relacionados con la cosa pública.
Ese es el tamaño de la responsabilidad que carga Rodolfo Piza, el #1 del Presidente Carlos Alvarado. Procedente como es harto sabido de un partido que no ganó las elecciones, pero que sí obtuvo una significativa cuota de poder en el cuatrienio que comenzó apenas hace dos meses; tiene encima el reloj para alcanzar -apenas para empezar a paliar el agujero fiscal- una reforma parcial apremiante.
Al cierre de semana, para abordar algunas aristas de los incipientes acuerdos políticos en proceso con partidos, sindicatos, comunidades y empresarios.