Se dice coloquialmente que siempre que las cosas están mal, pueden empeorar.
Ante el debate muy actual sobre cuáles deberían ser las modificaciones a implementar para mejorar sustancialmente los mecanismos de selección para las magistraturas, la Asociación Costarricense de la Judicatura propuso recientemente que la escogencia se haga fuera del Poder Legislativo y pase nada más y nada menos que a un “consejo de la judicatura”.
Algo así como intentar curar un dedo infectado amputándole la pierna al paciente.
Y es que si bien a oídos no conocedores la postura podría parecer teñida de propósitos loables para extirpar la “intervención “ de lo político y de la política, lo cierto es que esa forma endogámica (incestuosa?) de elección de magistrados ha probado ser un fiasco allí donde se ha intentado.