Entre los muchos y complejos desafíos que afrontará al gobierno de Carlos Alvarado destaca la sostenibilidad de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS). Esta entidad, fundamental en nuestro sistema de bienestar, recibe a la nueva administración con enormes dificultades para satisfacer las demandas de cobertura y calidad, lo que pone el foco de manera muy contundente en una palabra que se dice fácil: “gestión”.
Con la sostenibilidad bajo examen, la CCSS enfrenta el desafío de responder al envejecimiento de nuestra sociedad, al cambio en el perfil de enfermedades, al adelgazamiento relativo de la base de cotizantes y a factores más reprochables: la ineficiencia interna y las ocasionales mezclas perversas de intereses privados y públicos.
Fernando Llorca cumple casi un año de haber sido nombrado como presidente de la CCSS después de diferencias del gobierno saliente con Rocío Sáenz. Sin embargo, no deja el puesto con el cambio de gobierno; continuará unos días hasta que pueda incorporarse el nuevo jerarca designado por Alvarado, el actual embajador en Estados Unidos, Román Macaya.
No es casualidad que en Hablando Claro dediquemos nuestro último programa durante el actual gobierno a la situación en la CCSS como entidad rectora de nuestros hospitales y clínicas estatales, y de un régimen de pensiones que ofrece retos adicionales. Es un paciente al que no podemos dar de alta mientras los números sigan en naranja y continúen las largas listas de espera.