Lunes 30 de abril:
Cada 1 de mayo es una buena vitrina de negociación política en nuestra Asamblea Legislativa, pero en el comienzo de los cuatrienios la atención es mayor.
Este martes asumen sus funciones los 57 nuevos diputados y deben elegir a su Directorio sin poder desentenderse de la confirmación de Gobierno multipartidista del presidente electo, Carlos Alvarado.
El Partido Acción Ciudadana, que ganó la elección presidencial pero logró solo 10 de los 57 escaños, intentará hacerse con la presidencia legislativa con su joven diputada Carolina Hidalgo. Ya otras fuerzas han ofrecido apoyo, pero las negociaciones, los acuerdos, los desacuerdos y los recelos no faltan. Cuánto está dispuesto a dar el PAC por la Presidencia del Congreso? Son de fiar las palabras de algunos líderes opositores?
Responderán en bloque las bancadas del PLN y Restauración Nacional? Con el politólogo Rotsay Rosales revisaremos el ‘abc’ del 1 de mayo y aproximaremos lo que hay en juego, que no es poco.
Miércoles 2 de mayo:
La política es el arte de lo posible. Y lo posible para el partido de gobierno alcanzó para designar en la presidencia del primer año del directorio a su novel legisladora Carolina Hidalgo, que se propone como meta altísima un acuerdo fiscal en tan solo seis meses.
El poder verdadero, sin embargo, se demostró este primero de mayo, lo ostenta el Partido Liberación Nacional; no solo como la minoría más grande, sino también como la más experimentada. Su ex asesor parlamentario de sobradas lides manejará la primera secretaria, en tanto que la segunda, quedó en poder de Restauración Nacional, con la designación de la ex candidata a la Vicepresidencia de la República, Ivonne Acuña
La Unidad Social Cristiana hará las veces de conductora de debates en plenario con su diputada María Inés Solís, en ausencia de Hidalgo.
Juegos de poder, de estrategias y equilibrios se concretaron en la apertura del nuevo Congreso. Con el jefe de la bancada verdiblanca, Carlos Ricardo Benavides, los analizamos en la antesala del último informe de labores del Presidente Luis Guillermo Solís.
Jueves 3 de mayo:
Una sinopsis del extracto de una vasta rendición de cuentas de 50 tomos de los cuatro años de su administración. Eso fue lo que presentó este dos de mayo el Presidente de la República ante el Congreso en poco más de una hora. Suficiente eso sí para hacer un listado de un centenar de cambios alcanzados.
De acuerdo con el Mandatario quien dejará el poder el próximo martes y que nunca optaría por la reelección (lo volvió a enfatizar una vez más) bajo su gobierno “Costa Rica volvió a construir su futuro”. En otras palabras, según don Luis Guillermo, el país estaba estancado y ya no lo está. “Sí, logramos superar esa sensación de parálisis que corroía la esperanza de recuperar el ritmo de nuestro desarrollo con un sello profundamente costarricense”.
El Presidente reconoció sin embargo, que las mayores obras de infraestructura no pudieron ejecutarse aunque quedan “en la dirección correcta”.
Y por supuesto, volvió a advertir sobre la daga que significa que déficit fiscal avivado por el crecimiento de la deuda pública.
Viernes 4 de mayo:
La historia del fallido proyecto minero de Crucitas, en nuestra frontera norte, parece aún lejos de un punto final. Casi 8 años después del juicio que tumbó el avance de operaciones de la empresa canadiense Infinito Gold por razones ambientales, la finca es escenario de nuevos riesgos ecológicos y de conflictos violentos por la explotación informal fuera del control de nuestras autoridades; incluso de la Policía.
Ahora que asume funciones el nuevo gobierno, el ministro de Ambiente designado, Carlos Manuel Rodríguez, señala como prioritario el traspaso de esta finca a manos del Estado para desarrollar actividades alternativas que ahuyenten a decenas de coligalleros nacionales y extranjeros que extraen el oro con químicos peligrosos. El “caso Crucitas”, vigente incluso en investigaciones judiciales, llegó en una década a un estatus que no imaginaron los inversionistas canadienses y tampoco sus detractores.
La experiencia muestra que, sin una gestión adecuada, el fin de un proyecto nocivo puede ser el inicio de consecuencias casi tan negativas como las que se querían evitar.
