Era aún un niño a punto de cumplir 13 años. Murió cuando se lanzó al tren enfrente del cole el miércoles, apenas tres semanas después de haber iniciado la secundaria.
La trágica muerte de este chico que desgarra a su familia y a toda la comunidad del Liceo de Costa Rica no tiene aún explicación. Por ahora la única versión oficial que se conoce es la del Ministerio de Educación Pública que se apuró a descartar el bullying como la causa del deceso. Pero sin explicar cómo llegaron tan rápidamente a esa conclusión. Por su parte, el Organismo de Investigación Judicial apenas está en la etapa preliminar de la investigación.
Más allá de lo que se establezca posteriormente, el caso es tan dramático que impone una reflexión, sobre todo porque las versiones preliminares en el sitio de la tragedia apuntaron que el chico habría sido instigado por otros compañeros a demostrar su "valentía".
La masculinidad y el bullying son dos temas entrelazados. Entrelazados en ocasiones hasta la muerte sin sentido.
La adolescencia y el consecuente ingreso a la secundaria conforman otro momento sensible en la construcción de la masculinidad. Y muchas veces la masculinidad está muy mal entendida y se asocia a conductas de violencia contra el otro sexo y contra el propio. También es cierto que debido a esa distorsión los mismos jóvenes se exigen entre sí diferenciarse y negar todos aquellos sentimientos que puedan semejarse a conductas femeninas o débiles como la sensibilidad, el temor, la afectividad, la ternura. Se trata de ser duro, fuerte, valiente. Se trata de negarse a sí mismos.
En estas construcciones hay acoso y en el acoso hay muchas manifestaciones. Unas son los ritos de iniciación. Otras son simplemente retos para demostrar que se merece pertenecer. Tirarse al tren o acostarse en la línea férrea. Subirse a un árbol o tirarse de un segundo piso. Drogarse, alcoholizarse... Duras pruebas para ser y para merecer ser parte de un grupo. Para ser reconocido e integrado.
No podemos soslayar la realidad en la que están formándose muchos de nuestros niños, niñas y jóvenes. Somos, sólo superados por República Dominicana, el segundo país en América Latina con la peor calificación de bullying, según la evaluación 2017 sobre “Bienestar de los estudiantes del Programa Internacional de Evaluación de los Alumnos (PISA)” de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Es urgente conversar, responder y apoyar a nuestros hijos, hijas, nietos y nietas.
¿Cómo evitar más muertes sin sentido? De eso conversamos este viernes 2 de marzo con los especialistas Dina Krauskopf y Mariano Rosabal a las 8 a.m. en Hablando Claro por Radio Columbia.