El “infierno en la tierra”.
Con esas palabras, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, definió el calamitoso estado en el que 400.000 civiles permanecen asediados por las fuerzas gubernamentales sirias, en una guerra que ya se acerca a los siete años de enfrentamientos.
Las cifras recientes no dejan duda de la tragedia. Según Médicos Sin Fronteras, en tan sólo una semana la ofensiva aérea lanzada por el ejército sobre la ciudad de Guta Oriental cobró la vida de 520 personas, mientras otras 2.500 resultaron heridas. Los sirios sin embargo, no sólo viven bajo el temor de balas y morteros, sino también a expensas del escaso acceso a la atención médica y padeciendo la hambruna que ataca la región.
Este recrudecimiento del conflicto hace parte de una ofensiva que iniciaron las fuerzas del presidente Bashar Al Asad a principios de este año. Analistas internacionales señalan que su intención es vencer militarmente a los rebeldes, tomando el control en todas las áreas sin negociar ningún acuerdo. La campaña de ataques sostenidos busca por tanto obligar a la rendición de los insurgentes atentando contra civiles y sus centros de abastecimiento. Por supuesto, con el apoyo de Rusia.
Tras el llamado de la ONU, el presidente Vladímir Putin, ordenó "pausa humanitaria" de cinco horas cada día y la creación de un "corredor humanitario" para permitir que los civiles puedan abandonar la asediada ciudad. Por ahora, habrá que ver si se respeta el compromiso y si la población civil puede realmente trasladarse a sitio seguro.
Del complejo panorama que tiene Siria y sus repercusiones geopolíticas, conversamos este martes 27 con el Director del Doctorado en Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad de Costa Rica, Dr. Carlos Murillo. Los esperamos a las 8 a.m. en Hablando Claro por Radio Columbia.