Miedo, violencia e incertidumbre. Así está el panorama en Honduras tras el atraso en la emisión de los resultados de las elecciones presidenciales realizados hace una semana, lo que provoca un caos que está llegando a niveles de anarquía.
Luego de que ambos candidatos: el presidente Juan Orlando Hernández, del Partido Nacional, y Salvador Nasralla, de la Alianza de Oposición contra la Dictadura, se declararan vencedores y tras el atraso en el conteo de votos, que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) señala como justificado, se desataron los disturbios callejeros que el toque de queda no ha podido controlar.
Luego de la inédita espera, los resultados que inicialmente mostraban a Nasralla cinco puntos arriba, dejaron al actual mandatario superando por alrededor de un punto a su contrincante.
Ahora, hay manifestaciones en las calles que exigen cuentas a un tribunal electoral en el que ya de por sí no confiaban. No se ve una salida fácil.
Con muchos grados menos de tensión y no tantos de incertidumbre, en nuestro país el Gobierno sigue insistiendo en que la campaña electoral no debe desbancar la posibilidad de dotar al país de ingresos frescos para reducir el déficit fiscal, que sobrepasaría el 6% del producto interno bruto (PIB) al finalizar el 2017, según estimaciones de la Comisión Económica para América Latina (Cepal)”. Y a su debilitada imagen, hay que sumarle una nueva y sensible baja, tras conocerse la renuncia del Viceministro de Hacienda, Fernando Rodríguez.
Para hacer un repaso del contexto centroamericano y nacional, conversamos este lunes 4 de diciembre con el politólogo Gustavo Araya.