Que las democracias padecen importantes desafíos para su sostenibilidad no es ninguna revelación novedosa. Es más bien el signo de los tiempos.
La cuestión es que si observamos la realidad circundante, encontramos que particularmente en nuestro Istmo, el asunto no es que no avanzamos, sino peor aún, que retrocedemos. Procesos regresivos y abiertamente autocráticos están poniendo en jaque las exiguas posibilidades de que lleguemos a ser una región desarrollada, sostenible e inclusiva.
Tampoco esto es una novedad. Para el experto Alberto Mora, hay muchos factores estructurales que conspiran; entre ellos, un círculo perverso de élites que han concentrado el poder económico y político obstaculizando políticas redistributivas a favor del desarrollo humano sostenible.
Por supuesto, ello ha impactado la consolidación de las democracias. De acuerdo con el Instituto de Democracia y Asistencia Electoral (IDEA Internacional) en Nicaragua se instauró en régimen autocrático, mientras en El Salvador y Guatemala el Estado de Derecho es rehén de los poderes ejecutivos. En Honduras se recuperó la integridad del voto, pero la independencia de poderes es aún sumamente frágil. Y si bien, Costa Rica, Panamá y República Dominicana son naciones democráticas, hay malestares sociales difusos que generan grandes desafíos.
¿Puede la región encontrar la vía para salir del oprobio de la pobreza, la desigualdad social y la extrema vulnerabilidad ambiental que permitan consolidar democracias eficaces y efectivas? Lo conversamos con Alberto Mora, coordinador del Informe Estado de la Región.
La cuestión es que si observamos la realidad circundante, encontramos que particularmente en nuestro Istmo, el asunto no es que no avanzamos, sino peor aún, que retrocedemos. Procesos regresivos y abiertamente autocráticos están poniendo en jaque las exiguas posibilidades de que lleguemos a ser una región desarrollada, sostenible e inclusiva.
Tampoco esto es una novedad. Para el experto Alberto Mora, hay muchos factores estructurales que conspiran; entre ellos, un círculo perverso de élites que han concentrado el poder económico y político obstaculizando políticas redistributivas a favor del desarrollo humano sostenible.
Por supuesto, ello ha impactado la consolidación de las democracias. De acuerdo con el Instituto de Democracia y Asistencia Electoral (IDEA Internacional) en Nicaragua se instauró en régimen autocrático, mientras en El Salvador y Guatemala el Estado de Derecho es rehén de los poderes ejecutivos. En Honduras se recuperó la integridad del voto, pero la independencia de poderes es aún sumamente frágil. Y si bien, Costa Rica, Panamá y República Dominicana son naciones democráticas, hay malestares sociales difusos que generan grandes desafíos.
¿Puede la región encontrar la vía para salir del oprobio de la pobreza, la desigualdad social y la extrema vulnerabilidad ambiental que permitan consolidar democracias eficaces y efectivas? Lo conversamos con Alberto Mora, coordinador del Informe Estado de la Región.