Fotografía: REUTERS - Phil Noble
En el delgado margen en que conviven el realismo y el optimismo en estos tiempos, hay un hecho nuevo: está cerca la posibilidad de tener un medicamento científico casero contra la enfermedad de Covid-19.
El suero producido por científicos del Instituto Clodomiro Picado, de la UCR, a partir del plasma de caballos, ya pasó la prueba en laboratorios de EE.UU. y funciona para contener la capacidad infecciosa del virus del Sars-Cov2. Ahora viene la fase clínica y, si todo sale como se prevé, los médicos tendrán una manera de evitar que se agraven las personas contagiadas y que se saturen los servicios hospitalarios.
Como será con la noticia sobre el acceso a una vacuna, cuando ocurra, la información del martes es más que ciencia y salud, porque los efectos de la pandemia repercuten directamente en el bienestar de cada hogar y del país como un todo.
Se trata de ir encontrando poco a poco la manera de balancear salud y economía (como si fueran adversas) como cada persona trabajadora busca el equilibrio entre cuidarse y llevar el ingreso a su familia.
En efecto, por estos días abundan noticias que merodean la idea del balance. El fin de semana pasado se estrenó la ley que traslada feriados para impulsar el turismo y parece que funcionó para despertar a ese sector tan determinante en nuestra economía. Este sábado se reabre la entrada a turistas desde Europa después de cuatro meses y medio y sabemos que la cantidad de llegadas será algo casi simbólico, pero lo simbólico también importa ahora.
Hablamos de aprender a vivir con ese coronavirus que ya está matando a 10 personas en promedio por día y contagiando a más de 500 en cada jornada en nuestro país. La pandemia es real, tanto como las ingratas escenas de negocios cerrados y de nuevos desempleados.
Por eso el ejercicio necesario es el del equilibrismo. Es lo que, confiamos, están haciendo las empresas en toda la escala del sector turismo para atraer a paseantes nacionales: abrir con protocolos que vayan más allá de la mera apariencia.
No es fácil. Todos los contrapesos son difíciles pero necesarios. Lo sabe ahora Gustavo Segura, quien asumió el cargo de ministro de Turismo hace tres semanas, en el peor momento de la historia de este sector, pero parece decidido a moverse en ese margen de realismo y optimismo. Con él hacemos nuestro Hablando Claro.