En Costa Rica hubo muchos actos de corrupción en las últimas décadas, pero con esto del Cementazo la gente está indignada como nunca. En la calle hay una sensación de rabia, de cabreo ciudadano, de desamparo cívico, como pocas veces. Creo que las razones son éstas:
- Es un caso de corrupción sistémica. Por primera vez están tomados claramente los 3 poderes de la República. Un Poder Ejecutivo que facilita que la Junta Directiva del BCR (nombrada por él) otorgue un crédito espurio, sin garantías, y cambiando ad-hoc su normativa y Reglamento. Un Poder Legislativo con un diputado involucrado hasta los tuétanos y varios otros diputados callados, impidiendo la investigación en la Comisión especial, y en posible relación con JCB y la empresa importadora. Un Poder Judicial con un magistrado que viaja y parece enredado también hasta los tuétanos con el importador, y una Corte Plena indolente, que se pone una venda en los ojos, o mira para otro lado. Nadie actúa, pues parece que hay mucha gente en colusión.
- Es decir, ya no hay frenos ni contrapesos. Se perdieron los ¨checks and balances¨ constitucionales y los mecanismos de control del Estado. Los 3 poderes parecen tomados, untados, o al menos muchas personas claves. Si no fuera por algunos medios de comunicación acuciosos y por las redes sociales, estos hechos jamás hubieran salido a la luz pública. La institucionalidad está tomada.
- Un Fiscal General que no actúa, y al hacerlo co-honesta indirectamente todo lo que sucede. Y que tampoco actuó en el caso de SORESCO-Recope y los US$ 50 millones de dólares de dinero nuestro, de los contribuyentes, ni tampoco en la Trocha, ni en el caso de la Ruta 27 y nunca pidió la cuentas por incumplimiento del contratista; ni en algunos aspectos de Crucitas, ni en varios otros casos. Su función parece la de cuidar y proteger a algunos políticos, incluso con frases inverosímiles como que el dinero de un banco público no es dinero público (sic).
- Una Corte Plena indolente (y por inacción, cómplice) que no llama al Fiscal General para pedirle cuentas de todo lo anterior.
- La percepción de que casi todos los partidos políticos están involucrados en esto, lo cual contribuye a matar cualquier entusiasmo por la democracia. Ya no sólo se trata del PLN (de donde vienen el Fiscal y el magistrado de marras) sino también de que el partido del ¨cambio¨, el PAC, está metido de lleno en esto: con presión del Ejecutivo para recomendar al importador, con una Junta Directiva del BCR y un Presidente de ese banco (nombrado por el Consejo de Gobierno) cohonestando esto. Y el resto de diputados muy calladitos, los partidos evangélicos, los renacidos, los deuteronomicos, etc, haciendo el juego por silencio, o los del ML y el PUSC votando en contra de llamar implicados a la Comision. Con dos excepciones: Ottón Solís y Patricia Mora, muy distintos ideológicamente, pero con valentía ambos para hablar sin pelos en la lengua.
Por todo lo anterior la gente está indignada. Y, además, los ciudadanos perciben que todo esto es sólo la punta del iceberg. Detrás está lo de Coopelesca, por más de US$ 110 millones de dólares, y muchos casos más que ya irán saliendo a la luz pública. Esta extendida "red de cuido", esta secuestro global del Estado, tiene orquestadores que están detrás. Esta sensación de corrupción extendida es la misma que existía en Venezuela los últimos años de Herrera Campins y Carlos Andrés Pérez. Era una entropía total del Estado venezolano. El resultado, la reacción contra ello, fue Chavez, Maduro y todo el desastre que sobrevino. El fracaso de las clases políticas engendra soluciones populistas.