Por Daniel Calvo
La gesta histórica de la selección mayor de fútbol, en el Mundial de Brasil 2014, debería de poder trascender el ámbito futbolístico para convertirse en un punto de inflexión en nuestra historia ¿Y por qué no convertirse en nuestro momento Sputnik?
En 1957, el lanzamiento de este satélite soviético llevó a EE UU a apostar por el desarrollo tecnológico y científico, impulsado por un rápido proceso de cambios sociales. Fue este hecho histórico, lo que cambio en mucho el rumbo y la mentalidad de esta nación, que a partir de una gesta memorable, adquirió la confianza suficiente para trazarse sueños que para algunos eran inalcanzables, pero que con dedicación y esfuerzo se podían lograr.
En Costa Rica, quizás estemos frente a ese momento, el cual no podemos desaprovechar, aunque si bien es cierto que tenemos campeones del mundo y deportistas élite en otras disciplinas, quienes no reciben importantes reconocimientos ¡Valga la oportunidad para hacer el reclamo!
El fútbol ha sido, es y será siempre por un tema cultural y me atrevo a decir que principalmente comercial, el deporte rey en nuestro país. ¡Nada mueve, ni une tanto, como el fútbol!
El abrazo entre ticos y nicas —por el gol de Duarte —, los comercios inundados de clientes y las multitudinarias concentraciones en la Fuente de la Hispanidad así como en otros lugares en las siete provincias, lo comprueban.
La mejor campaña publicitaria para posicionar nuestra “marca país” en estos momentos, es por mucho la selección nacional de fútbol. Hoy gracias a su destacado papel en la Copa del Mundo, todos quieren saber dónde queda Costa Rica y lo que ésta ofrece, más allá de futbolistas de calidad a bajo costo, para las principales ligas del mundo.
Lo anterior, es clave para nuestra juventud, ya que sí también queremos exportar recurso humano que pueda cosechar éxito fuera de nuestras fronteras en el ámbito deportivo. El ejemplo de muchos deportistas que lo han logrado, demuestra que se requiere algo más que talento, como disciplina, educación y manejo de mínimo un segundo idioma.
Es el momento de invertir en infraestructura deportiva, de continuar haciendo esfuerzos por albergar eventos de alta envergadura como el pasado Mundial Femenino Sub 17, que puedan tener un efecto socioeconómico, cultural y deportivo como lo tuvieron los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992.
Mucho pudiéramos aprender de lo que ha hecho Uruguay, un país igual de pequeño que el nuestro con el fútbol, el cual desde su Ministerio de Turismo y Deporte, promociona su país con el eslogan “Uruguay es fútbol”, Costa Rica también podría hacerlo.
Estamos ante una oportunidad de oro, producto una gesta que nunca deberíamos olvidar, atrás han quedado los recuerdos de lo obtenido en Italia 90, que 24 años después sigue rindiendo frutos con la venta de camisetas e inclusive hasta en la industria cinematográfica. Ahora, estamos para más.