Era ya inevitable. Para muchos, incluso, una decisión tardía, pues su primera quiebra allá por los años ochenta (30 años atrás) ya dejaba claro que el Banco de Crédito Agrícola de Cartago, no era viable sin las inyecciones de los otros bancos estatales, las inversiones obligadas de otras instituciones gubernamentales y los negocios en exclusiva como la venta de las tasas de salida del país, cuestión que con los avances tecnológicos no pudo mantener (hoy los impuestos vienen directamente cobrados en los boletos).
Lo cierto es que ningún gobierno en el pasado se atrevió al cierre; acaso por el trauma que dejó la clausura del centenario Banco Anglo Costarricense, en la Administración Figueres Olsen.
Así que sin quererlo, le tocó al gobierno de Luis Guillermo Solís tomar la decisión de proceder con el cierre de las operaciones comerciales y de intermediación financiera de Bancrédito; un amargo trago precipitado por la reciente decisión del Banco de Costa Rica de retirar los ¢70, 877 millones de colones que tenía invertidos en el pequeño banco cartaginés y por la inminente caída en insolvencia que hubiera implicado un golpe mortal irreparable.
Ahora se ordena una transformación de las actividades y en lo que resta del año los clientes podrán sacar sus ahorros o simplemente solicitar el traslado a otros bancos.
"Por si acaso", la zozobra provocó largas filas de ahorrantes este fin de semana.
Para el diputado Ottón Solís "la decisión del gobierno va en la dirección correcta, pero se queda muy corta". En ese sentido, aseguró en su cuenta de Facebook que "tanto liberales como estatistas deberíamos estar de acuerdo con el cierre ordenado y definitivo del Bancrédito".
Lo anterior porque, según su criterio, al anunciar la transformación del banco en un ente de desarrollo, se pierde la posibilidad de fortalecer la situación financiera consolidada de la banca estatal en su conjunto.
La noticia de Bancrédito llegó precedida de las turbulencias de mayo en el tipo de cambio, que la semana pasada superó por horas los 600 colones. El jueves, el anuncio de ajustes en la política monetaria que formuló el Banco Central, produjo como resultado la baja a ¢587.25 en la que situó este fin de semana el precio de la divisa. Veremos.
El ojo de las medidas de política económica también regresa a Cuesta de Moras. El Ejecutivo lanzó la propuesta para discutir otras reformas al empleo público, distintas a la iniciativa de la liberacionista Sandra Piszk, como parte de las negociaciones que persiguen la necesaria aprobación de nuevos impuestos. Al igual que en todas las oportunidades en que se menciona el tema, los sindicatos anuncian desde ya ponerse en pie de guerra.
De estos temas de la realidad económica del país, conversamos este lunes 29 de mayo con el economista Juan Enrique Muñoz Giró, en Hablando Claro.
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